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Actividades para el primer ciclo

PROPUESTAS PARA EL PRIMER CICLO

Orientaciones metodológicas

Las situaciones de escritura deben llevar a la reflexión sobre las propias producciones y ajenas, de modo de tomar conciencia de cómo determinados componentes (vocabulario, estructuras de la lengua, ortografía, etc.) operan en el funcionamiento de la propia lengua.

  1. Atribuyamos significado social a la actividad de escritura en clase: creemos contextos comunicativos reales, con propósitos y destinatarios concretos para los textos producidos. Escribir es, ante todo, un acto comunicativo que se realiza en situaciones concretas que van desde ir al supermercado hasta elaborar un trabajo académico. Cada una de esas situaciones implica que escribimos con propósitos diferentes. Determinar el propósito es una de las tareas del proceso de planificación de la escritura que no podemos soslayar. Nuestros alumnos tienen que saber que van a escribir para guardar la memoria, informar, lograr que los demás hagan algo, comunicarse a distancia, expresar sus sentimientos, demostrar que han aprendido algo, jugar con el lenguaje, etcétera.

 

  1. Conozcamos y usemos en el aula una gran variedad de textos reales, con tipologías y funciones comunicativas diversas: no aprendemos globalmente a escribir, cada tipo de texto exige demandas y problemas diferentes que debemos conocer para poder emplearlas adecuadamente cuando escribimos; es decir, tenemos que enseñar a aprender la escritura de narraciones, exposiciones, argumentaciones, descripciones, etc., como formatos adecuados a las distintas situaciones comunicativas.

 

 

  1. Planteemos actividades de comunicación escrita, globales, reales y completas, tal como se producen en los contextos comunicativos cotidianos. De este modo, garantizaremos que lo que enseñamos en el aula sea lo que realmente los alumnos van a emplear en contextos reales.

Si solicitamos la escritura de un cartel publicitario, cuya finalidad es persuasiva, el destino de ese texto no puede ser el cuaderno de nuestros alumnos o la mera exhibición en el aula. Por el contrario, el propósito de la escritura se cumplirá si nos valemos de situaciones de la vida escolar o barrial y pedimos la producción de afiches para múltiples y distintos destinatarios que se distribuirán en diversos ámbitos públicos.

 

  1. Propongamos acciones diversificadas de escritura de textos, tales como dictar, copiar, reescribir, revisar…; resumir, citar, parafrasear, expandir un texto, etc. En cada una de éstas acciones los escritores se plantean problemas y adquieren saberes parcialmente distintos, no transferibles a todo tipo de escritura.

Cuando nuestros alumnos nos dictan o dictan a sus compañeros, toman decisiones en cuanto a lo que quieren decir y delegan en el que escribe la actividad de materializar la escritura. El resulta valioso cuando se procura escribir un único texto plurigestionado (carta colectiva, noticia elaborada por el curso, etc.). Nuestra tarea, entonces, será intervenir releyendo durante el dictado para que no se pierda el sentido de lo escrito, para confirmar la adecuación del texto a la situación comunicativa, para brindar algunas alternativas de solución cuando los alumnos no las encuentran por sí mismos, para modificar algunos aspectos del texto luego de que se haya revisado y no se adviertan algunas dificultades, justificando explícitamente sus aportes.

La como ejercicio mecánico, para que se aprenda por repetición, carece de toda validez, pero cuando se funcionaliza, reproduciendo las situaciones sociales en que su uso se inscribe, resulta un recurso sumamente interesante. Propongamos copiar para conservar alguna información relevante de un material del que sólo dispondremos temporariamente, para realizar una ficha bibliográfica de los textos que más nos han gustado, etc.

Propongamos a los alumnos que y que realicen .

Las necesidades, las motivaciones y los ritmos de aprendizaje no son los mismos en todos los alumnos. Cada uno desarrolla su propio proceso de composición, dependiendo de sus capacidades intelectuales y afectivas. Por lo que la labor orientadora del profesor no puede reducirse a enseñar recetas únicas de escritura, sino que debe dirigirse a ofrecer a cada alumno las estrategias pertinentes para enfrentarse a los obstáculos que se derivarán de su tarea de composición, facilitando una actuación progresivamente más autónoma y estratégica.

La escritura grupal se puede llevar a cabo mediante: la (los pares comparten la autoría del texto, participan en la planificación, desarrollo y revisión); la (los miembros del grupo producen textos individuales, pero trabajan en conjunto para presentar un escrito en común); (en un grupo se elaboran individualmente los documentos; sin embargo, se revisan colectivamente); (los compañeros colaboran voluntariamente en el proceso de composición).

 

  1. Encaremos tareas y proyectos de producción en las diferencias áreas del currículum. Los proyectos son propuestas didácticas en torno a propósitos específicos para alcanzar un producto final. Todas las acciones propuestas durante el desarrollo del proyecto son solidarias entre sí y guardan sentido en función de lo que deseamos producir.

Podemos encarar proyectos a corto plazo o proyectos de larga duración. Elaborar una antología de cuentos, coplas, para la biblioteca de la escuela; grabar poemas y canciones para los alumnos más pequeños; organizar una feria de ciencias; son proyectos que vinculan los procesos de escritura con otros espacios curriculares.

 

  1. Proporcionemos pautas y guías escritas para planificar, redactar y revisar los textos. Resultan valiosas para guiar individualmente el proceso de composición de cada alumno y liberarlo de tener que recordar todos los pasos de la puesta en práctica del mismo. Son fichas que proporcionan a los alumnos indicaciones y sugerencias para pensar sobre lo que van a escribir y cómo hacerlo, fomentando su reflexión, reduciendo la ansiedad que puede suponer para el alumno enfrentarse a una tarea de escritura sin saber qué tiene que hacer; facilitándoles el acceso a todas las operaciones que intervienen en la actividad de escritura y autoevaluación de la misma.

 

  1. Proporcionemos actividades con textos modelo. Por medio de ellas se puede observar cómo un escritor más competente compone un texto. Analizar y reelaborar textos de escritores expertos nos permite reflexionar acerca de cómo han presentado:

  • la estructura y disposición espacial de los textos,

  • la perspectiva de enunciación: en primera y tercera persona, punto de vista, etc.,

  • los modos de presentar el referente: modalidades de certeza, duda; calificación, descalificación, etc.,

  • las categorías gramaticales y los conectores,

  • el léxico y el registro.

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