CAPERUCITA
ROJA
“Había una vez… unos cuentos que los niños conocen antes de ir a la escuela, que han leído antes de aprender a leer y que recordarán siempre, aunque no vuelvan a leerlos y aun cuando no les guste leer.”
Graciela Montes. "Los cuentos de Perrault"
Caperucita Roja es uno de esos cuentos inolvidables. Dentro de los cuentos tradicionales, es un caso interesante: la versión de los Hnos Grimm recupera cuentos de tradición oral, no destinados específicamente a los niños, quienes, sin embargo, estaban autorizados a escucharlos; la versión de Perrault, en cambio, escrita especialmente para niños y jóvenes, termina mal porque se trata de un cuento de advertencia hacia los peligros que acechan a quienes entablan relación con lobos feroces. Ambos incluyen situaciones escabrosas y detalles silenciosos. El bosque se constituye en un espacio que, descripto con pocas pinceladas, se torna un marco estable para el desarrollo de las acciones. El lobo sigue siendo, aún hoy en que ya no nos encontramos con él, símbolo del vértigo y del terror, como en la ronda que dice: Juguemos en el bosque mientras el lobo no está…
Los niños jamás quedan indiferentes frente a este tipo de relatos. Se conocen cientos de versiones con una misma estructura: ritmos simples, fórmulas que acentúan las peripecias, diálogos rápidos que anuncian y subrayan la catástrofe inminente. Y son los clásicos quienes preparan a los niños para apreciar nuevas versiones donde se juegan transgresiones humorísticas o paródicas hoy presentes en la literatura infantil, en el humor gráfico, la publicidad o el cine.
Productos posibles
● Reescribir una de las versiones de Caperucita Roja por dictado al maestro para que cada niño tenga su ejemplar.
● Recomendar en la cartelera escolar una serie de Cuentos con Lobos.
Duración aproximada
Uno o dos meses, según el producto elegido por el maestro, con una frecuencia de trabajo de dos veces por semana como mínimo.
Propósitos didácticos
Si el docente genera las condiciones didácticas necesarias se espera que los alumnos puedan:
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Seguir la lectura de un cuento por parte del maestro sin perder el hilo argumental.
● Releer escenas relevantes del relato –la caracterización de los personajes y de los escenarios, por ejemplo– para asegurar el seguimiento de la trama narrativa.
● Evocar otros textos a partir del leído e interpretar a partir de lo que se sabe de otro texto (en las versiones del cuento y en distintos cuentos con lobos, por ejemplo).
● Usar la escritura para analizar lo leído: comparar versiones del cuento, registrar información –las características del lobo, por ejemplo–, tomar nota de las formas de contar.
● Compartir la planificación de una versión de un cuento conocido aportando ideas sobre la historia que no puedan faltar en su renarración.
● Diferenciar entre lo que se dice y lo que se dicta cuando escriben colectivamente un cuento.
● Seguir las relecturas del cuento y colaborar en su revisión aportando información sobre la historia, reconociendo saltos en la trama, repeticiones innecesarias, sugiriendo maneras de contar propias del lenguaje de los cuentos.
● Leer por sí mismo el cuento completo para editarlo –reconocer los núcleos narrativos, interrumpir o cortar el texto e incluir ilustraciones–.
Etapas previstas
En este proyecto se han listado situaciones de escritura y lectura que se alternan en el día a día del aula. En su planificación, usted optará por la organización que considere más adecuada para presentar las actividades a sus alumnos.
EL MAESTRO LEE LA VERSIÓN DE CHARLES PERRAULT
Elegir la versión de Perrault para leer en primer término tiene como propósito sorprender a los niños. Aquí el lobo se come a Caperucita, nadie la salva; ofrece el contraste entre lo que el lector “sabe” y lo que el texto “dice”.
Para convocar a la lectura
Pregunte a los niños si conocen el cuento. Anote en un afiche, para que esté a la vista de todos y pueda conservarlo en el aula mientras dure el trabajo, aquellos datos que los niños saben sobre la historia de Caperucita: “Que hay un lobo”, “Caperucita le lleva una canasta a su abuela”, “Caperucita habla con el lobo que está disfrazado de abuela”, por ejemplo.
Muéstreles el libro y haga algún comentario para presentar el autor:
Este relato se escribió hace muchísimo tiempo; yo lo conozco desde que era chiquita como ustedes, me lo contó mi abuela una tarde de invierno; es el mismo autor que escribió "Cenicienta" y "El gato con botas", también escribió "Pulgarcito".
Mientras se lee
Haga un esfuerzo para leer el cuento sin interrupciones. Con seguridad, habrá allí muchos términos que no forman parte del vocabulario habitual de sus alumnos. Sin embargo, no saltee párrafos ni sustituya palabras con intención de facilitar la comprensión del contenido. Es importante poner a los niños en contacto con los cuentos tal cual fueron escritos.
Si la lectura no puede terminarse en una sola sesión, ubique un señalador y muéstreles a los niños qué hace, por qué y para qué. El cuento que está leyendo es importante pero más importante aún es tener en claro que en cada ocasión de lectura usted está formando lectores.
Abrir un espacio de intercambio entre lectores
Después de la lectura, abra un espacio para comentar el cuento que se acaba de leer. Se podría iniciar el intercambio con preguntas directas sobre esta “sorpresa” generada por la versión elegida.
¿Qué les llamó la atención del cuento? ¿Ocurrió algo que no conocían en esta historia?
Luego, se vuelve más detalladamente a desentrañar el sentido de la historia y focalizar en cómo está escrita. Algunas de las sugerencias que aparecen a continuación tienen un propósito didáctico no explicitado a los niños: permitir en un segundo momento la comparación entre la versión de Perrault y la de Grimm:
En este cuento hay tres engaños del lobo, ¿cuáles son?
● Relea fragmentos que confirmen lo que los niños dicen o que sirvan también para modificar interpretaciones que no se apoyan en el texto. Por ejemplo:
(…) Yo iré por este camino y tú por aquel, y a ver quién llega antes.
El lobo echó a correr con todas sus fuerzas, tomando por el atajo, y la niña siguió el camino que llevaba…
—¿Quién es?
—Tu nieta, Caperucita –contestó el lobo falsificando la voz–que te trae una tarta y un tarrito de manteca de parte de mamá…
(…)
El lobo le gritó suavizando la voz cuanto pudo:
—Levanta la manita y haz caer la aldabita.
—¡Qué brazos tan grandes tienes, abuelita!
—Son para abrazarte mejor, hija mía.
¿A partir de qué momento se dieron cuenta del engaño? ¿Y Caperucita? Releo y avísenme cuando ustedes creen que Caperucita se da cuenta.
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Relea el diálogo enfatizando el “in crescendo” dramático.
Cuando hablan Caperucita y el lobo disfrazado de abuela, ¿por qué la última pregunta será: “¡Qué dientes tan grandes tienes!”?
Vuelva al texto:
¿Por qué el lobo engaña tan fácilmente a esta niña?
(…) Y la pobre niña, que ignoraba lo peligroso que es detenerse a hablar con un lobo….
(…) y la niña siguió el camino que llevaba y se entretuvo en recoger nueces, perseguir mariposas y hacer ramilletes con las flores que encontraba
(…) Caperucita Roja, al oír la recia voz del lobo, se asustó un poco; pero pensando que su abuela estaría resfriada y un poco ronca, contestó…
Vuelvo a leer el final de esta historia que les causó tanta sorpresa:
—¡Qué dientes tan grandes tienes, abuelita!
—Son para devorarte.
Y esto diciendo, el malvado lobo, se arrojó sobre la pobre Caperucita Roja y se la comió.
EL MAESTRO LEE LA VERSIÓN DE LOS HERMANOS GRIMM
Trate que el ritmo de lectura en el aula no decaiga y no distancie la aparición de estas dos versiones para que los niños puedan compararlas y estar más atentos a qué dice y cómo se dice.
Sorprenda a los niños contándoles que encontró otro cuento de "Caperucita Roja". Esta vez, informe que los autores son los Hermanos Grimm.
Nuevamente, evite las interrupciones, saltear párrafos o cambiar términos mientras lee para sus alumnos.
Abrir un espacio de intercambio entre lectores
Después de la lectura, se podría iniciar el intercambio con las mismas preguntas que las propuestas para el comentario sobre la versión de Perrault.
En esta versión, el lobo también engaña… ¿cuántas veces?, ¿a quién cada vez? Vuelvo a leer y párenme cada vez que eso ocurra.
¿Son los mismos engaños que en la versión de Perrault?
¿Lo dice de la misma manera? Releo cómo lo dice en una y cómo en la otra.
Les leo la última frase de la conversación entre Caperucita y el lobo disfrazado de abuelita. Así decía el primero (lee). Así dice este que acabamos de leer:
—¡Oh, abuela! ¡Qué boca tan grande y horrible tienes!
—¡Para comerte mejor!
Y diciendo esto, saltó el lobo de la cama y se tragó a la pobre Caperucita Roja. El lobo, después de haber saciado su apetito, se metió de nuevo en la cama…
Retome todos o algunos de los aspectos que le plantea este párrafo: la coincidencia en que la última pregunta remite a la boca del lobo; la diferencia en la manera de decir; la drástica diferencia en las líneas argumentales (un relato que finaliza y otro que continúa y posibilita el final feliz que los niños esperan).
Seguir la lectura del maestro con el texto a la vista
Intente que los niños tengan en las manos un ejemplar del cuento de "Caperucita Roja" en una versión que se parezca a la de los Hnos. Grimm. Nuevamente, déles un tiempo para que puedan hojearlo y recuperar, a través de las imágenes, las escenas conocidas. Propóngales seguir en el texto su lectura en voz alta. Siempre es usted quien asume el peso mayor de la lectura y los niños se incluyen, paulatinamente, leyendo fragmentos que pueden reconocer con seguridad.
En algunas ocasiones, interrumpa deliberadamente la lectura para que el silencio invite a los niños a completar la frase inconclusa (no más de tres interrupciones en todo el relato para no cortar el hilo de la lectura). El inicio de una expresión que aparece reiteradas veces en el texto, la aparición del nombre de un personaje, la última frase de una construcción rimada, las respuestas dadas a una serie de preguntas conocidas... son momentos que pueden elegirse para interrumpir la lectura:
Su abuela le había cosido un abrigo rojo con una caperuza que le quedaba muy bonita por lo que todos los vecinos la conocían por el nombre de...
¡Qué ojos tan grandes tienes! – dijo la niña. Son para... (mirarte mejor) – respondió el Lobo.
La niña llegó hasta la puerta y golpeó: ... (TOC – TOC) ¿Quién es? – dijo el lobo afinando la voz.
Otras veces, se trata de dramatizar diálogos muy conocidos:
¿Quién quiere ser el lobo?, ¿Quién hace de Caperucita? Leemos un poquito cada uno. ¿Qué dice la abuelita?... ¿Qué le contesta el lobo?
Busquen en su cuento la parte en que Caperucita habla con el lobo disfrazado de abuelita. Vamos a leer entre todos; yo leo lo que dice el lobo y ustedes la parte de Caperucita...
La reiteración de las situaciones en las que los niños siguen la lectura con el texto frente a la vista y aquellas en las que comparten con su maestro la responsabilidad de leer algunos fragmentos los familiarizan con el escrito; los chicos “exploran un texto previsible” y comienzan a “establecer correspondencias entre lo que saben que está escrito y la escritura misma”. Estas situaciones les brindan un marco de referencia que les permitirá enfrentar con éxito nuevas propuestas de lectura por sí mismos.
Leer biografías de los autores
A lo largo del desarrollo de lectura de los cuentos, aparece un texto completamente distinto. No se trata de ficción sino de una narración verídica: la biografía de los autores. Compártalas con sus alumnos y tomen nota de los datos que le parezcan más relevantes. En la formación de lectores es importante no sólo conocer la obra sino los contextos en que las obras han sido producidas.
Los niños leen por sí mismos
Como todos los niños tendrán en las manos su propio ejemplar, usted podrá hacer varias intervenciones que requieren localizar partes significativas del texto completo (fragmentos, frases y palabras). Así, ajustarán paulatinamente lo que saben que dice con la forma en que está escrito. Estas situaciones promueven avances en la adquisición de la lectura y la escritura. Podrán localizar, por ejemplo, en el diálogo entre Caperucita y el lobo donde se reiteran muchas expresiones:
–“Abuela (…)
¡Qué (…) tan grandes tienes!
Para (….) mejor”:
Es importante centrar la atención de los niños sobre lo que no se reitera sino que cambia entre un enunciado y el siguiente:
Caperucita se da cuenta de que su abuelita está rara. No reconoce sus OREJAS, sus OJOS, sus MANOS ni su BOCA… Fíjense dónde dice OREJAS. Ahora que encontraron orejas, busquen dónde dice OJOS…
El momento en que se encuentra Caperucita por primera vez con el lobo o la escena donde el lobo llega a la puerta de la casa de la abuela, también posibilitan compartir con los niños los turnos de lectura:
—Buenos días, dulce pequeña, ¿cómo te llamas?
—Buenos días, me llaman Caperucita Roja.
—¿Adónde vas tan temprano?
—A ver a mi abuelita.
—¿Qué llevas en tu canasta?
—Tarta y leche (…)
TOC TOC
-¿Quién es?
-Soy Caperucita Roja que te trae tarta y leche. Ábreme.
-No tienes más que girar el picaporte. Yo estoy muy débil y no puedo levantarme (…)
Escribir en torno a lo leído
Las escrituras en torno a lo leído guardan memoria de lo trabajado en clase: la comparación de versiones, los nombres de los autores y datos de sus vidas y obras, las maneras en que el lenguaje escrito presenta, menciona y describe escenarios y personajes o explica las motivaciones de sus actos. Muchas de estas producciones serán, además, material de consulta imprescindible para concretar la producción elegida para este proyecto.
Organice las propuestas de escritura que aparecen a continuación articulando el trabajo colectivo, en pequeños grupos e individual para que todos aprendan y se comprometan, paulatinamente, con el proyecto planteado. La mayor parte de las veces, algunas de las propuestas que aparecen listadas como “para escribir por sí mismos” podrían ser iniciadas de manera colectiva; así sucede también con algunas que figuran para ser realizadas a través del maestro y que podrían ser planteadas para pequeños grupos o en escrituras individuales. Esa decisión dependerá de los propósitos puntuales que lo lleven a escoger la actividad, del momento en que la incluya, de las relaciones que se establezcan entre las propuestas, del progreso que advierta en cada uno de sus alumnos.
Escribir por sí mismos
Generalmente, hay una ida y vuelta entre las situaciones que se plantean para que los niños escriban por sí mismos y las ayudas que requieren para realizarlo con éxito. Muchos podrán escribir teniendo presente las fuentes seguras de escritura que hay en el aula (carteles, libros, etcétera). Para otros, en cambio, el pedido de escritura individual puede ser extremadamente exigente en este momento de su escolaridad. En esos casos, su mirada de maestro le ayudará a decidir cómo conviene plantear la situación.
Si cuenta con un ejemplar del texto para cada niño, la primera propuesta, sin lugar a ninguna duda, es la escritura del nombre propio en el ejemplar.
● Copiar los datos del cuento en la ficha personal de lectura (título, autor).
● Hacer la lista de personajes que aparecen en estas historias.
● Escribir cómo son y qué hacen algunos de los personajes de la historia.
● Anotar cómo comienza cada cuento.
● Reescribir el diálogo entre Caperucita y el lobo disfrazado de abuela.
● Escribir los engaños que trama el lobo.
Tomás (7 años)
Había una vez una chica cualquiera iguales a las otras chicas. Se llamaba Caperucita Roja que una vez su mamá le hizo una caperuza roja que usaba todos los días de verano. Y su mamá le dijo que le llevara unas masitas y miel que le tenía que llevar le a la abuelita que estaba enferma. Y le dijo que no hable con extraños. Y le dijo que tenía que ir por un bosque. Y fue así, entonces, fue a llevarles las masitas y las otras cosas y el lobo estaba esperando que venga para que la confundiera de camino y vaya por el otro camino más largo y el lobo fue corriendo a la casa para comerse a la abuela y el lobo se disfrazó de abuela y de pronto llegó la Caperucita Roja a la casa de la abuela y la Caperucita Roja tocó el timbre de la puerta y el lobo dijo: -Pase. Dice el lobo disfrazado de la abuela y entró la Caperucita Roja a la casa de la abuela y al cuarto que estaba la abuela y la Caperucita Roja le dijo: -Qué orejas tan…
Alejo (6 años)
La mamá le dice: -Caperucita Roja y llevale a la abuela un tarro de manteca y una botella de leche. Y se fue a la casa de la abuela. Cruza por el bosque y se encuentra con el lobo...
Gonzalo (6 años)
Y se encontró con el lobo, le dijo: mirá qué lindas flores. El lobo se fue a la casa de la abuela por el camino más corto.
La revisión
Un texto se revisa mientas se escribe. Sin embargo, releer la primera versión de un escrito después de unos pocos días de la producción, lleva a tomar distancia del texto y a observar con más claridad aspectos susceptibles de modificación. Seguramente, usted identificará, antes de someter el texto a la revisión de los niños, algunas cuestiones que quiere discutir con ellos. Por ejemplo el uso de “y” como único conector; la manera en que están presentados los personajes u otras cuestiones que haya que revisar.
Entonces, uno o dos días después de haber dado por terminado el cuento, reléalo señalando en el papel afiche a medida que lee y pregúnteles:
¿Les parece que hay que cambiar algo?, ¿El lector, que no conoce esta historia tan bien como ustedes, entenderá esta parte? ¿No decimos muchas veces “Caperucita”?
Al tener una mayor distancia en relación con el texto, algunos problemas como el de las repeticiones innecesarias, resultan observables para los niños que ya pueden desdoblarse en “escritores” y “lectores de su propio texto”. Ellos mismos pueden proponer alternativas de solución, pero conviene que usted tenga algunas pensadas para proponerles.
Si el problema es la repetición de “y” como conector, puede:
● releerles fragmentos de los cuentos en los que aparecen diferentes conectores: mientras, después, luego, entonces, más tarde, etcétera.;
● preguntar si no es mejor “sacar la ´y´ y poner un punto, ¿se entiende igual?”;
● si algunos párrafos no resultarían más claros si se cambiara la “y” por: pero, sin embargo, a pesar de...
Si los personajes aparecen solo mencionados, sin ninguna caracterización, por ejemplo: “En la casa del bosque vivía una niña llamada Caperucita”, proponga que busquen en los libros o relea qué se dice de Caperucita en las versiones que leyeron para agregarlo a la versión que están escribiendo (“una bella niña”, “una hermosa niña”, “una pequeña muy graciosa”).
Escribir a través del maestro
Cuando los niños están en proceso de alfabetización e intentan escribir por sí mismos, suelen producir escrituras con mucho sentido pero irrecuperables pasado un cierto tiempo: ni siquiera el autor recuerda qué quiso escribir. Esta dificultad no les impide conocer muy bien el cuento, caracterizar a los personajes, advertir las diferencias entre una y otra versión leída.
Si el maestro “presta” su saber en relación con la escritura a los aprendices enseña, al mismo tiempo, muchos contenidos imprescindibles para el avance de los niños como escritores: algunas de las funciones que la escritura cumple socialmente (guardar memoria, analizar un tema, pensar con detenimiento sobre algunos aspectos de un problema estudiado), produce escrituras convencionales y ortográ- ficamente correctas que se constituyen en nuevas fuentes de información seguras, organiza el lenguaje en un registro adecuado para la escritura.
Se trata, entonces, de permitirles escribir textos interesantes, complejos y completos desde el inicio de su alfabetización, a través de la mediación del maestro.
● Los niños dictan y usted escribe los datos del cuento para agregarlos en el panel con la lista de cuentos leídos o que se van a leer en el aula.
● Inaugure un nuevo panel con “palabras seguras” para buscar información a la hora de escribir. Reúna frases y palabras recuperadas del cuento leído.
● Proponga escribir, en otro afiche, las variaciones que aparecen en las versiones comparadas. El cuadro puede tomar en consideración: los personajes; los hechos ocurridos; el desenlace; la presencia o ausencia de recomendaciones de la mamá a Caperucita; qué le recomienda y cómo; los inicios y los finales; los diálogos más relevantes; el modo en que el autor advierte al lector sobre las intenciones del lobo de engañar a Caperucita; las diferentes maneras en que los textos nombran a la pequeña, al lobo, a la abuela.
● Anoten datos biográficos de Charles Perrault y de los Hnos. Grimm.
● Armen notas biográficas acordando entre todos qué datos son imprescindibles y cómo se organizarán.
LA REESCRITURA DE CAPERUCITA ROJA
Se trata de volver a escribir el cuento de Caperucita a través del dictado al docente. Al estilo de los viejos artesanos, el maestro enseña a los pequeños aprendices cómo hacen los expertos para escribir mientras escribe. Cuando los niños dictan al maestro un texto que componen oralmente participan 76 de una situación en la que el docente muestra en qué consiste un acto de escritura.
Una de las ventajas de reescribir una historia conocida en vez de inventar una nueva es que los niños ya conocen el argumento y pueden centrarse en otros aspectos de la compleja tarea de escribir. Permite poner el acento en cómo se escribe más que en qué escribir. El problema consiste en cómo poner en lenguaje escrito lo que se sabe de la historia. Por otra parte, los alumnos, liberados de decidir “qué letras es necesario utilizar” ya que están dictando a quien sabe escribir muy bien, pueden desarrollar sus ideas. En estas situaciones, los niños pequeños aprenden a escribir a partir de los intercambios con los compañeros y su maestro.
Si usted decide enfatizar en este cuento la figura del lobo, necesitaría leer otros cuentos populares, canciones, fábulas, etcétera, que lo tienen como protagonista.
La planificación
Como toda situación de escritura, esta también requiere de un momento de planificación. La comparación de versiones ha permitido advertir semejanzas y diferencias, descubrir qué episodios aparecen en todas las versiones porque constituyen núcleos del argumento y cuáles pueden o no incluirse según la decisión del autor; posibilita detenerse en los detalles que se modifican en casi todas las versiones y advertir que en cada una de ellas pueden ocurrir finales distintos.
Para escribir una versión propia del cuento, deben acordar, antes de comenzar a dictarle, qué aspectos de la historia van a conservar (para que siga siendo “Caperucita”) y cuáles van a modificar (porque otros autores también lo han hecho). Estos acuerdos son los que usted apuntará porque servirán, en el momento de empezar a escribir el cuento, para controlar la propia escritura, para volver a discutir los acuerdos y, eventualmente, para modificarlos si resultara necesario.
La textualización
Escriba en un afiche; de ese modo, va a poder continuar y revisar –en la misma o en una nueva ocasión– a la vista de los niños. El pizarrón como soporte de esta escritura lo obligará a terminar la situación en una única sesión y eso no es conveniente.
Es usted quien tendrá que sostener durante toda la escritura para qué se escribe (propósito del texto: entretener) y para quién se escribe (¿cuál es el lector de este texto?: otros niños de la escuela, niños más pequeños (del jardín anexo o vecino), las familias, los lectores de la biblioteca escolar…). Pero no será sólo eso; también tendrá que sostener un registro del lenguaje diferente del coloquial que dominan los niños así como la coherencia y cohesión del texto que se está produciendo.
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Pida a los alumnos que le dicten como va a quedar escrito y no que simplemente digan lo que quieren poner. Por ejemplo:
DOCENTE
ALUMNOS
Poné que el lobo la quería engañar.
¿Cómo pongo lo que propone Matías?, ¿lo escribo así como él lo dice?, ¿cómo tendría que quedar escrito?
● Relea lo que ya está escrito y pregunte cómo seguir. Todas las veces que pueda, relea desde el inicio del cuento. Los niños, en general, no releen más que las últimas palabras que están escritas para continuar y eso genera tanto ausencias como incoherencias en sus textos. Para que los alumnos aprendan progresivamente a controlar su propia escritura, enséñeles que hay que releer todo cada vez que se agrega algo.
● Someta a discusión en el grupo total las propuestas de cada alumno.
● Remita al plan que se acordó inicialmente cuando los alumnos no saben cómo seguir o cuando saltean algún aspecto importante de la historia.
● Señale problemas que puedan pasar inadvertidos para ellos. Por ejemplo, la aparición abrupta de un personaje, la repetición del nombre de la protagonista a lo largo del texto, la ausencia de una marca temporal que es necesaria para seguir el hilo de los acontecimientos.
¿Esto, cuándo pasa?, ¿cómo lo ponemos? ¿“más tarde”, “un rato después”, “mientras Caperucita”...?
● Lea todo el texto, de principio a fin, cuando se considera que el cuento está terminado.
La edición para su publicación
Una vez escrita la renarración de Caperucita, propóngales a los niños pensar en qué parte de la historia incluir ilustraciones. Seguramente, habrá que releer y discutir dónde serán más adecuadas. Algunas opciones pueden ser aquellos fragmentos donde se genere suspenso, se introduzca un nuevo personaje o la naturaleza de las acciones merezcan una ilustración.
Luego, usted puede entregar el texto pasado en procesador de textos con las marcas de los cortes y que los niños lean para reencontrarse con su versión, para controlar si están todas las partes que ellos escribieron y si los cortes son los acordados.
Se pueden entregar varias hojas dobladas a modo de libro pequeño para pegar cada parte y luego leerlas detenidamente para ilustrar. El sentido de la ilustración aquí es complementar lo escrito, señalando la importancia no sólo de su valor estético, sino de su relación con el texto. Es otra oportunidad para volver a leer un texto conocido.
Posteriormente, será interesante pensar en los datos de tapa y contratapa. Para ello es preciso explorar varios libros para decidir qué datos señalar en el que se está produciendo.
Cuentos clásicos
