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LA BELLA DURMIENTE

“Había una vez… unos cuentos que los niños conocen antes de ir a la escuela, que han leído antes de aprender a leer y que recordarán siempre, aunque no vuelvan a leerlos y aun cuando no les guste leer.”

Graciela Montes. "Los cuentos de Perrault"

 

La Bella Durmiente, dentro de los cuentos maravillosos, es uno de esos cuentos inolvidables. Son conocidas decenas de versiones; la tradición occidental los ha traducido a múltiples lenguas y, por esa razón, son conocidos en todo el mundo. Los niños jamás quedan indiferentes frente a este tipo de relatos. Y son los clásicos quienes preparan a los niños para apreciar nuevas versiones donde se juegan transgresiones humorísticas o paródicas hoy presentes en la literatura infantil, en el humor gráfico, la publicidad o el cine.

 El cuento tiene todos los componentes que se reencontrarán en muchos otros títulos: un hijo profundamente deseado; hadas que otorgan a una niña dones muy valorados; un olvido que se paga muy caro; un hada, entre todas, que se parece más a una bruja; una maldición; un conjuro que suaviza –ya que no puede deshacer lo hecho– las consecuencias de esa maldición; un bosque mágico que protege el cumplimiento del hechizo; un príncipe, un beso que cumple el destino inexorable. Como siempre, un final feliz.

 

MOMENTOS DE LECTURA DEL MAESTRO

Escuchar leer al maestro

Comience la lectura preguntando a los niños si recuerdan algunos cuentos con princesas. Es probable que algunos mencionen a Blancanieves, Cenicienta o, si ya leyeron La hija del molinero, podrán también evocarla.

Lea el título del cuento y la breve reseña si es que dispone del ejemplar de Ediciones Bicentenario, haciendo especial referencia a las maneras de denominar a la protagonista de este cuento: Rosa Silvestre o La Bella Durmiente.

En cualquiera de las ediciones que tenga disponible, el seto de rosas o el bosque encantado suele aparecer en la ilustración de tapa o en la carátula si está usando una antología. Advierta que hay “muchas rosas, cerca y alrededor de una joven que está dormida”. Abre así un interrogante a descubrir durante la lectura.

Comience a leer sin saltear ni sustituir palabras porque es importante poner a los niños en contacto con los cuentos tal cual fueron escritos ya que la lectura de literatura es una fuente privilegiada para ampliar los medios de expresión. La comprensión que los niños tienen del sentido global del texto, imprime sentido a las palabras “desconocidas”, aquellas que no requieren de ninguna explicación.

He ahí que la joven hada se adelantó para tomar la palabra.

Más he aquí que cierto día, cuando la princesa cumplió quince años...

¿Qué estáis haciendo?

...y la cocinera seguía con el ave en su regazo dispuesta a desplumarla...

La princesa se pinchó el dedo con el huso y, en ese mismo momento, cayó sobre el lecho...

 

Participar del espacio de intercambio

Los niños se han inmerso en el mundo mágico del cuento creado a través de su voz. Permita el silencio posterior a la lectura para que surja un intercambio genuino y espontáneo. Luego, abra un espacio para reflexionar acerca de la historia y cómo está contada. En esta situación, usted coordina para que los niños tengan oportunidad de intercambiar el impacto personal ante el cuento pero también para poder profundizar sobre las características de los personajes y sus motivaciones que generan acciones a lo largo del relato.

Algunas de las interpretaciones propuestas por los niños promoverán, sin duda, la necesidad de remitirse nuevamente al texto para localizar cuestiones puntuales que permitan justificar o refutar alguna de las opiniones. Entonces, tome un rol activo en esta práctica de volver al texto.

● Intercambien sobre el propósito del rey en invitar a las hadas del reino y las consecuencias de su decisión:

¿Por qué el rey decidió invitar a las hadas? ¿Están seguros? ¿Dónde lo dice?

Esperen que lo busque y lo vuelvo a leer.

¿Por qué el hada vieja decidió conferir un maleficio?

¿Qué sentimientos creen que invadieron a las hadas? ¿A todas?

¿Qué sentimientos creen que invadieron a los presentes al escuchar el vaticinio del hada vieja hacia la princesita?

  • Reflexionen sobre las características del personaje del hada vieja:

¿A qué tipo de personaje se parece este hada?

¿La actitud que adoptó forma parte de lo que ustedes saben que son características propias de las hadas?

¿A qué personaje de otros cuentos que leímos de los hermanos Grimm se parece?

  • [object Object]

¿Qué sentimientos invadían al rey para llevarlo a ordenar que todas las ruecas del reino fueran quemadas?

Si ya leyeron el cuento La hija del Molinero:

Comparen al papá de Rosa Silvestre con el rey que se casa con la hija del molinero, ¿qué intenciones tenía cada uno?

● Indaguen sobre distintos aspectos del relato:

¿En qué momento del cuento se puede comenzar a pensar que el vaticinio tiene bastante probabilidad de ocurrir?

¿Quién sería esa viejecita que estaba hilando en una habitación en lo alto del castillo? ¿Por qué piensan eso? ¿El libro dice algo que les permita estar seguros de lo que están diciendo?

¿Por qué la Bella Durmiente se habrá sentido tan atraída por la rueca?

¿Por qué piensan que se habrá dormido todo el pueblo? ¿Lo dice en algún lado?

¿Por qué habrán crecido tanto los rosales silvestres?

¿Cuál habrá sido la causa por la cual muchos príncipes no pudieron sobrepasar el seto de rosales y recién lo logra este último príncipe aventurero?

 

En el mismo sentido, ayude a que los niños logren establecer lazos con otros cuentos conocidos: qué aspectos comparten, en cuáles difieren. Particularmente, sería interesante comparar el personaje del hada vieja con el personaje de la reina en Blancanieves; el despertar de las princesas a partir del beso de un príncipe que rompe los hechizos en ambos cuentos; los sentimientos de ambos príncipes hacia las princesas... También resultaría enriquecedor advertir las diferencias existentes en el entorno familiar de cada una de las princesas.

No desaproveche la ocasión, luego del intercambio o durante el desarrollo del mismo, para poner en evidencia diferencias léxicas y variedades lingüísticas:

“¿Qué estáis haciendo?” ¿Alguna vez han escuchado que alguien “hablara” así?, ¿quiénes?, ¿dónde?

“...y la cocinera seguía con el ave en su regazo dispuesta a desplumarla...” ¿Cómo le dicen en casa al “regazo”? Cuando una mujer tiene a un niño en su regazo, ¿cómo acostumbran a decirlo en sus casas?

 

Profundice en el sentido de las siguientes frases:

 

En un lugar remoto, hace mucho tiempo atrás...

Y tal como lo vaticinara la rana...

… las hadas son muy susceptibles...

Y por mucho que el buen viejo intentó disuadirlo, el príncipe no quiso escuchar sus palabras…

Las ilustraciones

Durante los comentarios, también es importante dirigir la atención de los pequeños lectores hacia las ilustraciones del cuento ya que son espacios del relato que aportan información sobre los distintos personajes y sus características. Proponga la comparación entre lo que dice el texto y lo que muestra la imagen. En esta confrontación, muchas veces, se profundizan las interpretaciones.

A modo de ejemplo, planteamos intervenciones sobre la edición Bicentenario pero se podrán proponer estas comparaciones con cualquier ejemplar con el que usted cuente en su escuela.

 

Seguir la lectura del maestro con el texto a la vista

La vuelta al texto, si logra conseguir un ejemplar del mismo para cada uno o cada dos o tres niños, les permite hojear y manipular por sí mismos así como localizar aquellos fragmentos que se buscan. Si los alumnos lo han escuchado leer más de una vez el cuento, si han tenido oportunidades de volver a él, es factible invitarlos a localizar escenas, diálogos y “maneras de decir” en sus propios ejemplares de modo tal que avancen en la lectura por sí mismos.

En este cuento, por ejemplo, se podría sugerir la lectura de la escena en que todo el palacio se va quedando dormido.

Sin duda, tendrá que animar esta situación para evitar los escollos que presenta el texto a los aprendices. Se trata de que los niños comprendan que “ya saben lo que ahí dice” y se animen a una lectura más centrada en el sentido (que conocen muy bien) que en desentrañar los sonidos de las letras y en los obstáculos que éstas todavía les presentan.

 

Momentos de lectura de los niños por sí mismos

Las propuestas de lectura directa son, en este caso, similares a las localizaciones que se plantean para seguir la lectura del maestro con el texto a la vista. Tal vez, las primeras necesitan ser más acotadas, más fáciles de ubicar en el texto completo.

 

 

ESCRIBIR EN TORNO A LO LEÍDO

Escribir por sí mismos

Organice las propuestas de escritura que aparecen a continuación teniendo en cuenta las características de su grupo, la dinámica de trabajo en el aula, los tiempos disponibles, etcétera. También puede pensar propuestas diferentes para ofrecer a diferentes grupos de niños.

● Completar la ficha personal de lecturas.

● Copiar los datos del cuento en la lista “cuentos leídos” en el afiche del proyecto.

● Reparar en el inicio y final de este cuento y escribir un listado de inicios y finales de otros cuentos tradicionales. Posteriormente comparar las escrituras entre compa- ñeros.

● Escribir cómo son los personajes que aparecen en este cuento. Volver a los libros para recabar datos y tomar del relato formas de caracterizarlos. Por ejemplo: La princesita creció tan hermosa, modesta, amable e inteligente. Nadie podía verla sin amarla.

 

Escribir por parejas

En la situación de dictado entre niños, ambos aprenden, tanto el que dicta como el que realiza efectivamente la escritura. Es una situación privilegiada para que los alumnos acuerden lo que van a escribir y para que revisen el texto a medida que se produce y una vez finalizado. Durante el proceso de escritura, los niños deciden qué escribir y cómo escribirlo. Se centran en la composición del texto; es decir, discuten y toman decisiones sobre qué debe escribirse y cómo organizarlo en lenguaje escrito. Del mismo modo, acuerdan sobre la realización efectiva de la escritura: qué letras poner, cuántas utilizar, dónde colocar marcas de puntuación. El dictante aprende, además, a ejercer cierto control sobre aquello que dicta y sobre el proceso de dictado: adecuación de la voz, pausas, ritmo y rapidez según las posibilidades de quien transcribe, repetir partes en caso de que sea necesario, distinguir progresivamente lo que se dice o comenta de lo que se dicta para ser escrito. En definitiva, la situación permite a los niños asumir diversas responsabilidades como escritores que promueven sus conocimientos sobre el lenguaje escrito y el sistema de escritura.

 

● La leyenda de la Bella Durmiente que se extendió por la comarca tal como el príncipe la oyó contar por el anciano.

Aunque los niños no tengan demasiada experiencia en la escritura de textos extensos, lo más importante es que conversen sobre el tema, acuerden las ideas que les parecen más importantes e intenten colaborar en la redacción alternándose para dictar y escribir.

 

Dictado al maestro

Retome los aportes de las distintas parejas en una puesta en común y produzca una versión única intentando que todos los niños sientan el texto final como “propio”. Funcione como un “escribiente al servicio de los niños”. No se proponga escribir todo el cuento el mismo día. Retomar lo escrito para seguir avanzando ayuda a instalar muchas prácticas de escritura que los niños necesitan aprender: leer todo desde el principio, preguntarse si se entiende o si está dicho de una linda manera, darse permiso para discutir y cambiar cosas ya escritas.

Es difícil para los niños considerar al lector durante el momento de la producción del texto: ellos saben toda la historia y suponen que los lectores potenciales del escrito también poseen ese conocimiento, dan por obvio muchos aspectos y no los desarrollan suficientemente. Retomar el texto unos días después provoca una distancia entre el producto y el productor que ayuda a percibir cuestiones pasadas por alto en el primer momento. No se sorprenda si, además, empiezan a encontrar y a intentar solucionar aspectos del lenguaje escrito que no aparecen como problemas de la comunicación oral: reiteraciones innecesarias, formas coloquiales inadecuadas, modos ortográficos de señalar el paso de la voz del narrador a la voz de los personaje

Cuentos clásicos

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