

UN CANCIONERO
Las canciones acompañaban, antiguamente, muchos momentos de la vida cotidiana. Se cantaba en el trabajo, en las fiestas comunitarias, en las veredas del barrio. En las escuelas, las canciones se asociaban a los juegos del recreo: rondas, juegos de palmas o de esquinitas, versos para elegir compañeros de juego o para adjudicar turnos. Esas canciones se transmitían oralmente y eran los mayores quienes las enseñaban a los más chicos. Pareciera que los niños están dejando de cantarlas y este legado ancestral, anónimo, curioso y rico, se está perdiendo en el olvido. La escuela puede reinstalar esa tradición y ayudar a preservar esas canciones si se canta más allá de la “hora de música”.
Este proyecto le propone elegir y compartir canciones, recopilar las preferidas y aprovecharlas para el desarrollo de contenidos de lectura y escritura. Las canciones tienen ritmo, muchas presentan rimas y repeticiones; estos recursos permiten aprenderlas de memoria rápidamente y, al conocerlas de memoria, resultan adecuadas para plantearles a los chicos algunas situaciones que les permiten progresar en la adquisición de la lectura y la escritura.
Producto final
Confeccionar un cancionero que recopile las canciones compartidas en el aula. Si el maestro lo desea, el cancionero puede ser acompañado por un CD o casete grabado por el grupo.
Duración aproximada
Dos meses. Luego, puede seguir usándose durante todo el año.
Propósitos didácticos
Si el docente genera ciertas condiciones didácticas se espera que los alumnos puedan:
● Reconocer la función de la escritura para guardar memoria.
● Seguir la lectura de una canción mientras es interpretada y reflexionar acerca de la correspondencia entre la duración del texto oral y la longitud del texto escrito.
● Recurrir a la lectura para realizar una acción: leer para cantar.
● Usar la escritura para registrar un texto conocido: transcribir parte de una canción.
● Avanzar en la reflexión sobre el sistema de escritura alfabético. Etapas previstas
● Listar canciones conocidas.
● Cantar y leer canciones.
● Leer y escribir fragmentos de canciones conocidas.
● Armar el cancionero.
● Las canciones de María Elena Walsh.
En este proyecto se han listado situaciones de escritura y lectura que se alternan en el día a día del aula. En su planificación, usted optará por la organización que considere más adecuada para presentar las actividades a sus alumnos. Las propuestas son más fértiles si “viven” en la clase por cierto tiempo. La intención es volver a las canciones muchas veces; esa práctica ayudará a los niños a leer y a escribir cada vez mejor.
Listar canciones conocidas
Aunque los niños no puedan producir una escritura convencional, pídales que escriban cuáles son sus canciones preferidas. En sus cuadernos o en hojitas sueltas, cada uno escribe el título o un pedacito de su canción preferida. Se trata de dar un espacio de escritura individual para que cada uno escriba “de la mejor manera que pueda”. Conocerá usted las preferencias de los ni- ños y también el modo en que representa la escritura en este momento del proceso de alfabetización.
En una segunda instancia, ellos le dictan la lista de canciones, y los títulos quedan escritos convencionalmente y expuestos en el aula en un papel afiche. Allí se irán agregando otros títulos de las nuevas canciones. Este conjunto de nombres serán formas fijas que permitirán a los niños tomar letras o conjuntos de letras para producir nuevas escrituras. Puede ser que los niños no se animen a mostrarle, en este momento inicial, cómo escriben. Crear el clima de confianza necesario para que los niños muestren sus producciones aunque las mismas sean primitivas o incompletas, lleva un tiempo. No los fuerce, hay que esperarlos un poco. La misma actividad puede realizarse pidiéndoles que “piensen” qué canción es su preferida y, por turno, la compartan. Usted pone el título y lo comenta con los niños, así saben qué es lo que está escribiendo en el afiche.
Incluya en esta lista algunas que usted prefiera aunque los niños no las conozcan. Es la manera de comenzar a compartir gustos con ellos y ampliar el universo cultural que los alumnos aportan al aula. También es el momento de incluir el título de algunas canciones con estribillos fáciles de memorizar o con muchas repeticiones para anticipar algunas situaciones interesantes de lectura.
Cantar y leer canciones
Seleccione la canción de la lista que más le guste ya que el entusiasmo es contagioso. Si a usted le gusta la canción y la cantan más de una vez, verá que los niños se incorporan rápidamente al coro. Cuando se dispone de reproductor y CDs con canciones infantiles, la actividad cobra mayor sentido pero bastan las palmas marcando un ritmo para que los niños se encanten con la propuesta.
Escuchar una canción y leer dónde dice
Escriba la letra de una canción en un papel afiche. No olvide incluir, de manera diferenciada, el título, el nombre del autor y, en caso de contar con una grabación, el nombre del intérprete. Primero simplemente se canta. Luego, se canta señalando en el texto a medida que se avanza. Se reitera esta situación de lectura más de una vez. Por último, se les pide a los niños que intenten localizar un fragmento o una palabra que se reitera.
El objetivo central de la intervención es explicitar en qué se fijaron para saber dónde dice. Esta situación se puede reiterar especialmente con canciones que los niños sepan de memoria.
Localizar fragmentos de una canción conocida
En esta situación se propone cantar una de las canciones de la lista. Después, se entrega una copia de la letra impresa cada dos niños con la intención de que sigan en el texto escrito la canción que se escucha. Usted puede también interrumpir la audición en un momento sorpresivo, es decir en una frase o palabra (sustantivos o verbos) con mucho sentido dentro de la canción y solicitarles que identifiquen la parte del texto de la canción en la que se interrumpió la lectura o el canto.
La intención de organizar la clase por parejas es promover la cooperación entre los niños para resolver los problemas que usted va a plantearles, por ejemplo:
¿Dónde dice (el título de la canción)? ¿Se repite el título en la canción?, ¿cuántas veces?
¿Dónde dice (alguna palabra reiterada, dos palabras que riman)?
¿Está escrito el nombre del autor? ¿Dónde? ¿Cómo se llama?
Escuche las respuestas de los niños y pídales que las justifiquen.
¿Cómo hiciste para saber...?, ¿cómo te diste cuenta que allí decía...?
Decidir cuál es la canción
Prepare para cada niño o grupo de niños una copia de tres canciones que tengan en el título una palabra en común. Por ejemplo: Canción para tomar el té, Canción del Jardinero, Canción del Jacarandá de María Elena Walsh. Léales el título de las tres canciones sin indicar cuál es cuál. Pregúnteles, en primer lugar:
¿Cuál es cuál? ¿Cuál de estas tres es “Canción del Jardinero”?
Es probable que la presencia de una palabra en común desoriente a los niños. No se preocupe por las respuestas erradas. Usted tiene a mano la posibilidad de devolver al grupo el problema para que sigan pensando:
¿En qué te fijaste para saber?, ¿Y entonces, acá (señalando Canción en el título de las restantes) qué dice?
¿Hay alguna en que estemos seguros de que no puede decir “Canción del Jardinero”? Una de éstas es la “Canción del Jardinero” y otra es la “Canción del Jacarandá”,... ¿en qué podríamos fijarnos para saber cuál es la del Jardinero?, ¿Puede ser que Jardinero termine con ésta (señalando el final de la palabra Jacarandá)?
Lo importante es que estas reflexiones se hagan sobre la escritura, señalando frases, palabras, pedacitos de palabras. Y también, que lo que ocurrió en un grupo hasta decidir dónde dice se muestre a todos los alumnos llevando la discusión al pizarrón.
Leer para ordenar una canción conocida
Primero, escuchen y canten la canción elegida hasta saberla casi “de memoria”. Posteriormente, reparta copias de las estrofas de la canción pero advierta a los alumnos que se le “desordenaron”. Los niños serán los encargados de ordenar las estrofas para que la canción quede completa mientras vuelven a escucharla o cantarla.
Si la canción tiene una estructura narrativa con una secuencia temporal (Manuelita la tortuga, por ejemplo) es más fácil encontrar el orden que se busca.
Leer y escribir fragmentos de una canción conocida
Identificar qué falta en una canción y completar
Entregue a los niños el texto de una de las canciones conocidas al que le faltan palabras o un fragmento completo y pídales que lo observen con atención. Comience a cantar la canción mientras los alumnos la siguen con su texto frente a los ojos. Fíjese si advierten que “falta algo”. Pregúnteles qué falta. Es probable que para algunos de los niños sea evidente la ausencia de un fragmento mientras que, para otros, la relación entre lo que se canta y lo escrito sea aún confusa. Acérquese a ellos y siga la canción señalando en el texto a medida que avanza. Anime a todos a completar lo que falta escribiendo por sí mismos. También, puede sugerir que tomen del mismo texto lo que necesitan para completar. Esta “copia” tiene sentido. Acérquese a los que copian y ayúdelos a determinar “desde dónde hasta dónde” tienen que copiar. Esta actividad puede proponerse en distintas ocasiones alternando “lo faltante”.
Leer canciones conocidas, reconocer y escribir los títulos
En esta situación, se retoman dos canciones muy conocidas. Luego, reparta las copias de sus letras pero sin incluir los títulos. Los alumnos tendrán que descubrir cuál es cuál para escribir el título de cada una.
La primera vez que proponga esta situación, le conviene que las canciones sean muy diferentes en su formato (por ejemplo, El elefante Trompita y Estaba la Catalina) de tal modo que puedan reconocer fácilmente la canción y centrarse en las dificultades que les propone la lectura de los títulos: la extensión y el inicio con la misma letra.
La segunda vez la dificultad puede ser mayor: dos canciones conocidas que tengan un formato similar y además su título tenga partes parecidas: Canción de tomar el té / Canción de la vaca estudiosa. A medida que reitere esta situación y que los niños logren resolverla usted planteará nuevos problemas que los lleven a justificar mirando el texto cómo pudieron resolver dónde dice. Del mismo modo también podrán decidir cuál es cuál y escribir el título correspondiente por sí mismos, en ese caso, las diferentes escrituras podrán ser analizadas en cada pequeño grupo o colectivamente.
Hacer un ranking de las canciones más conocidas por todos
De la lista realizada en conjunto y expuesta en el aula desde el momento inicial del proyecto, tome dos títulos y prepare cuadros de doble entrada. En la primera columna, los nombres de los niños de un grupo. En la segunda, el primer título de una de las canciones preferidas por la mayoría; en la tercera, el segundo título.
Explíqueles que se trata de “votar” por la canción preferida. Lea los dos títulos pero sin señalar dónde está cada uno. Intente que ellos –solitos si ya pueden hacerlo, con la ayuda de un compañero de su grupo o con la suya cuando pueda acercarse a cada mesa– ubiquen su nombre dentro de la lista y el título de la canción por la que quieren votar. Luego, necesitan hallar el lugar que corresponde para indicar su voto. Es una buena idea hacer un “ensayo” en el pizarrón:
Si yo quisiera votar por..., ¿en qué me fijo primero?, ¿dónde está mi nombre anotado?, ¿dónde tengo que poner la marca para que sepan cuál elegí?
Este cuadro de doble entrada exige, necesariamente, fijarse en las letras para decidir dónde dice el nombre propio y el de la canción.
Dictar una canción conocida al maestro
En los primeros meses de 1º grado, no se espera que los niños puedan escribir solitos de manera convencional; están aprendiendo a escribir. Las propuestas de escritura, por lo tanto, necesitan permitirles aprender en qué consiste la práctica de la escritura. Una manera excepcional de ver a un escritor en acción es permitir que sean ellos quienes dicten. El cancionero brinda muchas oportunidades para situaciones de dictado: hay un propósito claro para la escritura y la mayoría de los alumnos conoce qué hay que escribir.
Trate de usar para esa escritura un soporte distinto que el pizarrón; va a tener que volver al escrito más de una vez y conviene que no se borre. Durante la escritura, retome las intervenciones planteadas respecto del dictado al maestro. Vuelva al escrito en días sucesivos para verificar si está terminada la canción, que se haya puesto el título –o para agregarlo si no lo hubieran puesto desde el inicio-, para localizar dónde dice determinado fragmento o palabra.
Trascribir unas parte muy conocida de una canción
Se canta la canción y se la evoca tantas veces como sea necesario. Cada niño recibe una copia sin el estribillo, por ejemplo. Pídales que completen la canción para poder incluirla en el cancionero. No todos lo harán de la misma manera; algunas escrituras estarán muy completas mientras a otras les faltarán varios versos. Luego, se escucha o canta la canción para que cada uno controle lo que escribió y tenga la oportunidad de agregar o suprimir parte de su escritura.
Armar el cancionero
A esta altura del proyecto, los niños tienen ya un buen repertorio de canciones conocidas. El cancionero reunirá aquellas que los chicos seleccionen como sus preferidas, las que no quieren olvidar. Para este momento, se proponen situaciones como las que aparecen a continuación.
Explorar cancioneros
Encontrarse con estos textos ayudará a pensar en el propio. Reparta algunos y solicíteles que se fijen:
¿Dónde pueden encontrar la lista de las canciones?, ¿en algún lugar están los nombres de los autores?, ¿hay más de una canción por página?, ¿cómo están escritas las canciones?
Seguramente los niños harán referencia al índice para ordenar las canciones pero, si no lo advierten, llame usted la atención sobre él y reflexionen sobre la forma de ordenar las canciones que eligieron. Escriban todos los datos que consideren necesario tener en cuenta para la confección del cancionero del aula.
Escribir un prólogo
En el aula se ha trabajado intensamente. Recupere con los niños todo lo hecho, “páselo en limpio” con la intención de comunicar a los posibles lectores el asombroso camino realizado. Elaboren un prólogo en conjunto; acuerden qué poner y cómo; que los alumnos sientan que pueden escribir a través suyo.
Confeccionar el propio cancionero
Organice y distribuya las tareas necesarias para que se arme el cancionero: un grupo de niños copia diferentes versos de una canción seleccionada y que en su momento fue escrita colectivamente, por ejemplo; decidan las tapas y las carátulas si son necesarias; armen el índice; ubiquen el prólogo.
Cada niño va buscando sus trabajos realizados, les va dando un orden, se revisa lo escrito, se numeran las páginas de acuerdo al índice. Usted es el director de esta orquesta, coordina el proceso de armado hasta alcanzar el producto que es la muestra de lo mejor que el grupo puede hacer en este momento de su proceso de alfabetización.
LAS CANCIONES DE MARÍA ELENA WALSH
El Programa Escuelas del Bicentenario seleccionó para las aulas de 1.º grado una serie de libros con poemas y canciones de María Elena Walsh así como un CD que compila canciones de la autora producidos por varios intérpretes.
El proyecto de Cancionero puede incluir un apartado especial en relación con esta autora argentina contemporánea cuyas canciones infantiles se han vuelto clásicos de varias generaciones.
Si usted desea incluir un apartado especial para un autor de canciones favorito, puede plantear situaciones de lectura, escritura y comentario similares a las ya desarrolladas. Es interesante sumar, en ese caso nuevas propuestas.
Mesa exploratoria: María Elena Walsh entre otros autores
En el aula, en la biblioteca o en otro espacio que considere adecuado, prepare una mesa de libros de variados autores para seleccionar cuáles son de María Elena Walsh. Para esta situación, confeccione un cartel visible para todos con los nombres y el apellido de la autora en imprenta mayúscula y carteles más pequeños con la misma información (individual o por parejas). Los datos que pueden encontrarse en la tapa de un libro es comentada: título, nombres y apellido del autor y del ilustrador, nombre de la editorial. El propósito es que los niños conozcan el tipo de información entre la cual tienen que identificar el nombre de la autora. Los alumnos, organizados en parejas, tienen que reconocer los libros de María Elena Walsh. Recorra las mesas de trabajo y pregunte:
¿Cómo se dieron cuenta que allí dice...?, ¿En qué se fijaron?
En un afiche, se listan las obras de María Elena Walsh entre las cuales figuran libros de canciones.
Presente al grupo total cada libro identificado por los alumnos, leyendo su título, mostrando su interior y leyendo algunos fragmentos para que los niños piensen si se trata o no de canciones y por qué.
También se pueden explorar portadas de casetes y CDs; buscar una determinada canción en el índice; leerla o cantarla. Por ejemplo, para “Canción de la Vacuna” el docente podría proponer estas intervenciones:
¿Cuántas veces dice BRUJITO? ¿Dónde dice BRU y dónde BRUJITO? ¿Dice VACUNA? ¿dónde?, ¿hay partes que se repiten?, ¿cuáles y cuántas veces?, ¿está escrito el nombre del autor? ¿Dónde? ¿Quién es?
Cuando usted considere que los niños pueden presentar el Cancionero frente a un auditorio (otros niños de la escuela, sus familias...) tendrá oportunidades de trabajar con ellos otros textos muy interesantes: invitaciones, afiches de propaganda y programas.
